Opción para mejor manejo de lesión cerebral traumática
Por el equipo editorial de HospiMedica en español
Actualizado el 16 Aug 2012
Un nuevo estudio revela como la inhibición de ciertas enzimas disminuyó la severidad de la Lesión Cerebral Traumática (LCT), suministrando un objetivo para tratamientos futuros.Actualizado el 16 Aug 2012
Los investigadores del Centro Australiano para Enfermedades de la Sangre (ACBD, Melbourne, Australia), la Universidad de Ginebra (Suiza) y la Universidad de Michigan (Ann Arbor, EUA) identificaron dos enzimas: el activador tisular del plasminógeno (t-PA) y las metaloproteinasas de matriz-3 (MMP-3), que actúan juntas para promover la gravedad de la lesión tras la LCT. Inicialmente, los investigadores especularon que el t-PA, mismo, agravaba la lesión, sin embargo, un hallazgo sorprendente del estudio fue que el t-PA no es el culpable, sino que más bien su inhibición por el inhibidor del activador del plasminógeno-1 (PAI-1), la neuroserpina, y la proteasa nexina-1 son los que hacen el daño, mediante la activación de la MMP-3.
La investigación se basó en estudios anteriores con modelos de accidente cerebrovascular isquémico agudo que indicaban que el t-PA-una proteasa que facilita la descomposición de los coágulos de sangre en la circulación, a través de la conversión de plasminógeno en plasmina - puede exacerbar el daño en la barrera hematoencefálica (BHE) en un proceso que implica su unión a un receptor de la superficie celular conocida como proteína relacionada al receptor de la lipoproteína de baja densidad (LRP); el t-PA también puede promover la activación de otros miembros de la familia de las enzimas MMP, las cuales tienen la capacidad directa descomponen el soporte estructural de la BHE. El estudio fue publicado el 19 de julio de 2012, en la revista Brain.
“La actividad de las enzimas de origen natural es controlada por los inhibidores enzimáticos específicos; inesperadamente, se encontró que el proceso de la inactivación de t-PA por uno de sus inhibidores naturales en realidad contribuyó a la lesión cerebral, porque conduce a la activación de MMP-3”, , dijo el autor principal, el profesor Robert Medcalf, PhD, del ABCD. “Ahora sabemos que si bloqueamos la MMP-3 con un inhibidor, se puede proteger al cerebro después de la LCT”.
La LCT es la principal causa de muerte y discapacidad en personas menores de 45 años. Después de un traumatismo, se inician una serie compleja de cambios neuroquímicos y de señalización que causan graves daños a la BHE, una estructura que protege al cerebro de la entrada de sustancias potencialmente nocivas presentes en la sangre, y mantiene la homeostasis del sistema nervioso central. La degradación de la BHE causa sangrado, así como la acumulación de fluido en el cerebro.
Enlaces relacionados:
Australian Center for Blood Diseases
University of Geneva
University of Michigan